20 oct de 2010

Poco más allá (o acá) del margen

No es mi objetivo ganar ni esperar nada con la siguiente nota.

No espero que quienes dirigen Ediciones Ávila sepan que si gané el premio de cuento "Eliseo Diego" 2010, eso no incluye ni sustituye el pago de mis Derechos de Autor, y no me salgan al teléfono con semejante barbaridad.

No espero que esta editorial rectifique alguna vez el punto de que a los escritores no se les debe mandar a pasar por sus oficinas comerciales para que firmen y cobren contrato por el libro que publicarán, sino que con los escritores se concierta previamente el pago de sus Derechos a partir de una propuesta.

No espero, a esta altura, cuando han pasado tantos meses desde que se hiciera la premiación del concurso "Eliseo Diego" en la Feria del Libro, enterarme por otra vía que no sea alguna emisora de radio local, ser "invitado" o recibir siquiera el diploma de dicho Premio. Por cierto, que al menos el diploma sí lo estuve esperando hasta el día de hoy, aunque nadie de esa editorial se haya comunicado nunca conmigo para nada referente a la "premiación", porque al menos la entrega del cartoncito simbólico me prometió el Director Provincial de Cultura: pero ya, por supuesto, tampoco ni diploma espero, tras tanto tiempo transcurrido carecería de sentido desearlo o aceptarlo.

No espero, en fin, que con el proceso de mi libro ganador del premio de cuento "Eliseo Diego" 2010, cuya publicación supuestamente debe "tomar en cuenta" esa editorial según las Bases del Concurso, me deba ir mejor que con mi último libro que publicaron, del que nunca se hizo concertación o contratación del pago de los Derechos, por más que yo lo reclamase a través de las vías más discretas y formales, y al que nunca esta editorial le ha organizado siquiera una presentación.

Por supuesto, ya no espero que, por ganar el premio "Eliseo Diego" 2010 en el género de cuento, deba tener una atención siquiera comparable, por ejemplo, al escritor que ganó el mismo premio pero en el género de ensayo, quien fuera invitado desde La Habana a la premiación, disfrutara de una semana hospedado durante la última Feria Internacional del Libro en su carácter de premiado, e incluso luego volviera a la provincia para ofrecer una conferencia sobre el tema de su obra ganadora —algo así como "Porque soy habanero", título de dicha conferencia—, en el mismo lapso que yo supuestamente debía estar esperando que al menos se me avisara de haber ganado igual premio o recibiese el diploma, aunque sólo fuera por el hecho de no desperdiciar que vivo tan cerca como en la misma ciudad. Tampoco espero dilucidar con ayuda de esta editorial el porqué yo no obtendría estas mismas o mínimas consideraciones, si "porque no soy habanero" u otro motivo.

Sólo informo a Ediciones Ávila que, para la probable publicación de mi libro ganador del premio "Eliseo Diego" 2010, no estoy dispuesto a esperar infinitamente por una promesa de concertación de los Derechos de Autor, como ocurriera con el último libro mío que publicaron —concertación que nunca ocurrió—.  Por tanto, a partir de la fecha en que emito esta nota, esperaré un lapso de un mes y poco más para que se cierre dicho contrato. Si el 15 de septiembre de 2010 no se ha fijado conmigo ya el contrato para la edición, por las razones que sean —aunque "no dependan de su voluntad"—, doy como frustrada la posibilidad de publicación en Ediciones Ávila y estaré libre de presentar la obra a un nuevo concurso o distinta editorial.

Sólo informo a Ediciones Ávila que, según autovaloración inversamente proporcional a la consideración a mi obra demostrada por esta institución y demás organizadores del concurso "Eliseo Diego", es decir, al ninguneo absoluto, no espero menos que el pago del máximo que estipula en Cuba la Ley de Derechos de Autor. De aprobarse este punto, aún quedaría por acordar todo lo referente a calidad de impresión, tirada y promoción. 

Y como en oportunidades anteriores "vías discretas y formales" jamás me dieron resultado, pues ni atención, respuestas ni soluciones he recibido, hago pública esta nota.

Sépase que tampoco espero ingenuamente que algún funcionario "se sensibilice" y reaccione ante lo que pueda considerarse como la denuncia de una política de marginación. Creo que sólo debo estar a la altura y ser digno de esta marginación. Por acudir antes a funcionarios del nivel provincial y nacional, entiéndase Director Provincial de Cultura o Presidenta del Instituto Cubano del Libro, conocí la dilatación del agravio, del ninguneo, que significa ponerse voluntariamente en la situación miserable de esperar y ser dejado esperando, política estatal con que suele agregarse a nuestras heridas la sal de la humillación. No espero que esta vez sea distinto: bastaría con prometerme un "contacto" que nunca llegue —dónde si no—, decirse un poco de mentiras entre sí —por ejemplo, ya el "contacto" se sostuvo: ¡dónde si no!—, o acusar luego a algún perdido eslabón de la cadena ministerial por estarles mintiendo o "fallando". (¡Podría hacer una historia larga de esas promesas y mentiras, larga, larga... como la del barquito que quería navegar.) La mezcla de corrupción y mentira seguirá siendo el deporte nacional, pero no haré cola para entrar a verlo.

Sólo informo que, si volviera a sufrir burla igual o parecida a cuando mi nombre apareció dos veces en programas de eventos de las mismas instituciones que me marginan —sucedió en las actividades del verano pasado y en la Feria Internacional del Libro de La Habana 2010—, no me limitaré sólo a denunciarlo públicamente como hice, acudiré a los tribunales. Claro, por supuesto, tampoco es que espere justicia. Pero si me pisotean no está mal que resbalen.

Ciego de Ávila, Cuba, 7 de agosto de 2010.

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